La llegada de un bebé a casa no significa que tengamos que olvidarnos de nuestra mascota. Nuestro perro o gato puede ser un buen amigo del niño, si aprende a respetar al animal y está cuidado. Medidas que facilitarán la convivencia.
Antes del nacimiento del bebé:
- Nuestra mascota puede sentir celos de un bebé recién llegado. Por eso debemos prepararla desde meses antes del parto para que los cambios no le resulten bruscos.
- Es importante que el padre u otra persona se preocupe más de nuestro animalito, porque la madre tendrá menos tiempo cuando llegue el recién nacido.
- Si el perro o el gato duerme en la habitación de los padres y queremos que duerma en otra habitación cuando llegue el recién nacido, debemos ir acostumbrándole ya a su nuevo lugar.
- Hay que llevarlo al veterinario para desparasitarlo, protegerlo contra insectos y poner sus vacunas al día.
Mientras el bebé está en la maternidad
- El padre puede llevar a casa alguna prenda del bebé para que el perro o el gato se acostumbre a su olor. Al llegar a casa, papá puede coger en brazos al bebé mientras mamá saluda a la mascota.
- Podemos permitir que huela al niño, eso sí, protegiendo su cara con las manos.
¿Si el niño es prematuro?
- No hay que tomar medidas especiales, porque cuando dan el alta en el hospital a un prematuro es porque puede hacer una vida normal.
- Por si acaso, no conviene dejar al bebé nunca solo con el animal. Si duerme en una habitación separada de los padres, hay que enseñar al perro o el gato que no deben entrar allí cuando no esté presente un adulto. El animal de compañía puede hacer daño al niño sin pretenderlo, simplemente jugando con él.
- En el caso del gato, hay que evitar que se acueste dentro de la cunita.
Cuando el bebé gatee
- El niño puede perseguir, arrinconar y hacer daño a la mascota, e incitarle con su comportamiento a tener una reacción violenta en defensa propia.
- Mordeduras y arañazos pueden evitarse enseñando nuestra mascota y al bebé a respetarse mutuamente desde el principio.
- Todas las mascotas y, sobre todo, perros y gatos, pueden transmitir parásitos a través de las heces o por tocarlos. Reptiles y pájaros pueden ser portadores de la bacteria salmonela, que causa una gastroenteritis importante. Por eso, es primordial que la mascota esté desparasitada y que el niño no juegue en su rincón.
¿Y si no quiere al niño?
En general, el perro o el gato se acostumbra a compartir las atenciones con el niño. A veces el perro se muestra hostil hacia el pequeñín. En ese caso, hay que mantenerlo atado hasta que se le pasen esos sentimientos, pues podría morderle o arañarle aunque no lo haya hecho nunca antes.
Si su comportamiento agresivo se mantiene, habrá que plantearse si puede seguir viviendo en la casa.
¿Dónde poner las cosas de nuestra mascota?
- El recipiente de la comida, el agua y el lugar donde hace sus necesidades el animal no deben quedar al alcance de la mano cuando el bebé empiece a gatear, porque los parásitos se transmiten a través de la saliva y los excrementos.
- Una buena higiene con agua y jabón de los enseres de las mascotas disminuirá notablemente el riesgo de contagio.
Ernesto Sáez Pérez es pediatra y neonatólogo.
Fuente: Ser Padres
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