En esta ocasión quiero hablar del tema del aprendizaje y del lenguaje a través de un concepto que aún no hemos tocado: La memoria. Como mucha gente sabe, la memoria es un excelente método para aprender. Pero no vale ''memorizar por memorizar''. Si la trabajamos convenientemente y no cuya única herramienta sea la repetición, podemos conseguir frutos importantes en la vida académica de nuestro hijo. Por tanto, veamos de qué forma o métodos sencillos podemos ayudarles en casa. Estos ejercicios se pueden aplicar entre los 2 años y medio y los 3 años de edad.
Empezando por el principio ¡valga la redundancia! ¿Cómo funciona la memoria de un niño? Existen 4 etapas a medida que tu bebé va cumpliendo años.
Definimos, coloquialmente, memoria como la capacidad de retener información, gracias a los mecanismos pertinentes del cerebro. Dicha información, tendemos a interpretarla y darle uso en nuestra vida cotidiana. Se puede decir que para esto nos hace falta la memoria. Pero, ¿cómo evoluciona la memoria en la mente de un bebé? Según la psicóloga infantil Aroa Caminero:
-Desde que nacen...tienen lo que se conoce como memoria implícita. La que registra todos los datos de manera no consciente y que actúa por nuestra propia condición de seres humanos. Tu bebé pone de manifiesto vínculos afectivos no conscientes, al igual que retiene información sin proponérselo. Como ves, ¡son todo un cúmulo de sorpresas!
-En torno a los 8 meses y antes: los peques ya saben anticiparse porque han registrado experiencias pasadas. Si!! como lo lees. Si nos ven, por ejemplo, vistiéndoles, sabrán que es porque ''vamos a salir a la calle a dar el paseo''. Si nos ven entrar a la cocina con bolsas llenas, es fácil que se imaginen que nos disponemos a hacerles su papilla.
-A partir de los 8 meses: es muy probable que tu bebé adquiera la sensación de permanencia o existencia de los objetos a su alrededor. Esto, no es otra cosa que la actitud consciente de tu bebé. Empieza a saber qué él forma parte y cuál es su entorno más inmediato y también el más lejano. ¡Se está haciendo mayor!
-Durante el primer año de vida: se empieza a desarrollar la memoria del conocimiento y del reconocimiento. Es un paso más allá en el vínculo que tu bebé desarrollará con su entorno. Les permite reconocer experiencias, imágenes, personas y situaciones vividas/conocidas anteriormente. Igualmente, la memoria semántica comienza a aparecer tímidamente. Tu bebé empieza a poner nombre a las cosas, aunque sea 'en su cabeza'. Posteriormente... ¡eureka! tu hijo se iniciará en el apasionante proceso del lenguaje.
Ya sabemos las etapas. Ahora toca a hablar de la parte más pragmática en la que podrás lucirte más ayudando a los peques.
-Recordando ''la escena'': En una mesa despejada, colocaremos varias piezas u objetos. Puedes empezar por sus juguetes preferidos, con los que juega cada día ya que son más fácilmente reconocibles. Hazte con algunas de las piezas "Lego" para poner en práctica este juego. Por ejemplo, alguna que contenga un escenario específico como un bosque, un parque o un zoológico. Una vez que hayas conseguido que tu bebé preste atención a la escena, deja que pase 1 minuto y guarda o esconde todos. Ahora pregúntale ¿Cuántos animalitos/personajes había en la mesa? Que recuerde el número ya es un paso, aunque no lo creas. También puedes preguntarle, ¿recuerdas quiénes eran? Si tu hijo recuerda tímidamente algunos de los nombres de los ''actores'' de este juego, habrás conseguido más frutos de los que crees. Felicidades!!! Si, en cambio, tu hijo no recuerda no pasa absolutamente nada. Te aseguro que poco a poco irá haciéndolo. ¡No tires la toalla!
-Jugamos a repetir canciones: Gracias al increíble abanico de opciones que la tecnología pone a nuestra disposición, hoy no tenemos excusa para no ver vídeos educativos o escuchar música con nuestros hijos. En tabletas, móviles, en un viaje en coche o en casa, mientras hacemos tareas del hogar, podemos hacer uso de estas pequeñas películas llenas de enseñanzas y que motivan a los peques a amar la música. Podemos ponerles una canción y pararla justo al final, cuando queda una estrofa para terminarla. Ellos deberán recordar las últimas frases o palabras. Y así con varias canciones, para no aburrirles. La repetición de ideas o de palabras (en pequeñas dosis) ayuda a la memorización.
-''¿Te acuerdas de qué hicimos ayer?'': Nada más sencillo que preguntarle a tu peque qué hiciste ayer. Puedes empezar tú para que el solito ''vaya hilando'' la historia o concatenación de hechos. ''Salimos de paseo por la mañana, al parque, a ver a la abuela.....y después....'' El deberá continuar. Puedes darle pequeños empujoncitos si ves que se pierde o que se queda callado porque no se acuerda. No pasa nada. Como siempre, con mucha paciencia, y haciendo de esta tarea algo común, tu peque empezará a sensibilizarse con el ejercicio de recordar. Un día lo hará sólito y en el momento que menos lo esperes, te abordará con una historia llena de información que te dejará perpleja, ¡Ya verás!
- Equivocarte intencionadamente al contarle un cuento: Si decidimos optar por ejercitar su memoria a través de algo que hacemos cada día, como contarle un cuento, lo tendremos bastante fácil. Podemos, una vez estemos relajados y tumbados, al final del día, tomar su cuento favorito y omitir trozos o bien cambiarlos por otras informaciones, a drede. Si nos ''equivocamos'', es muy probable que los peques nos corrijan ¡pues es el cuento que les has contado más veces!
¿Se te ocurren otras fórmulas para potenciar la memoria en los pequeñines?
Fuente: padres.facilisimo.com
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