Aunque a unos les afecta más que a otros, todos los bebés atraviesan esta etapa de miedo a lo desconocido o a alejarse de mamá y lloran en cuanto ella se va.
Los bebés tienen una serie de necesidades, y al igual que lloran cuando tienen hambre, también lloran porque necesitan estar cerca de su madre o padre; es una unión tan fuerte e idílica que les convierte en “adictos” (por llamarlo de alguna manera) a ellos, no al hecho de ser tomados en brazos. Esto lo que se conoce como la fase de la angustia de la separación.
¿Cómo puedes ayudarlo?
1. No hay que obligarlo a ser simpático con la gente. Si no quiere que lo carguen, hay que dejarlo. Incluso las personas conocidas pero que no ha visto últimamente puede incomodarlo en esta etapa de inseguridad.
2. Si tenemos que dejarlo solo en una habitación, conviene hablarle donde estemos para que sepa que seguimos ahí y que enseguida volvemos.
3. Es beneficioso darle libertad para que pueda recorrer la casa solo y que así vaya adquiriendo confianza de explorar otros lugares por sí mismo.
4. En esta etapa resulta especialmente difícil dejar al bebé a cargo de otra persona. Es importante que la persona que lo cuida sea comprensiva, tenga paciencia, sea alegre e imaginativa (sepa cómo distraerlo) y sobre todo, que disfrute de la relación con el bebé.
5. Si la cuidadora viene a casa, conviene permanecer tiempo con ella y el bebé para que este sienta que es alguien de tu confianza. Luego hay que despedirse con calma, darle un beso un abrazo y marcharse con tranquilidad.
6. Hay que transmitir serenidad al niño, si le mostramos que estamos tranquilas se sentirá más cómodo, si nos ve inquietos, se inquietará más.
Fuente: padresehijos
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