jueves, 1 de diciembre de 2016

Claves para manejar los celos entre hermanos

La clave es dejarle claro a su hijo, con palabras y hechos, que no ha perdido el amor de sus padres ni su lugar en la familia con la presencia del nuevo bebé.
¿Cómo te sentirías si de pronto llegara un desconocido a tu casa y te sacara de tu cuarto, acaparara a punta de llanto la atención de los seres que más amas, alguien que recibiera un montón de visitas y regalos (y tú no) alguien que durmiera todo el día mientras a ti te pidieran no hacer ruido para no molestarlo?
Pues esta puede ser precisamente la sensación de un niño cuando llega un nuevo bebé a su casa.
Según la psicóloga Ximena Silva, al nacer un hermano “el niño siente que le quitaron su papel único y no sabe qué significado y qué lugar tiene ahora en la familia”.
Por eso, muchos niños sienten celos de sus hermanitos y presentan retrocesos; es decir, si ya dejaron el pañal, vuelven a mojarse en su ropa o en la cama, pueden hacer pataletas, querer tomar tetero o llorar más que antes, no quieren comer ni dormir. A veces esconden los objetos del bebé, el champú, el tetero, la ropa, etc. Con estas actitudes el niño quiere recordarles a los padres que él existe. También es su forma de expresar unas emociones nuevas, que tal vez no reconoce ni sabe cómo manejar.
Para evitar este tipo de comportamientos, lo mejor, según Silva, es vincularlo en todo el proceso; es decir, explicarle con tiempo que va a tener un hermanito, hablarle del embarazo, invitarlo a opinar sobre el cuarto del nuevo miembro de la familia, sobre el nombre, contarle qué va a suceder cuando llegue el momento de ir a la clínica para el nacimiento.
Una vez nace el bebé, lo más importante, según Christian Muñoz, psiquiatra experto en niños y adolescentes, es “restablecer la confianza básica”. Es decir, mostrarle claramente que él no ha perdido su lugar en la familia, que vale la pena, que hay un cambio en su vida, pero no por eso perderá ni el afecto ni la protección de sus padres.
Es mostrarle al niño que la edad que él tiene también vale, “es establecer un vínculo que afiance la confianza que se dañó cuando llegó el hermanito”, dice Muñoz.
Ximena Silva brinda ejemplos concretos: invitar al niño a organizar el baño del bebé, que la mamá juegue un rato con el niño mientras el bebé duerme, hablarle y explicarle lo que sucede.
El equipo del papá y la mamá es fundamental. Mientras ella esté lactando al recién nacido, el papá puede jugar con el otro niño, o este puede acompañar a la mamá con un juguete. Si el niño quiere tomar tetero, por ejemplo, la mamá le puede decir que lo haga como juego, porque, claro, él ya es un niño grande.
La madre también puede sacar un tiempo para estar con el niño mientras el bebé duerme, darle besos, abrazos, mimos, acompañarlo a dormir. Puede pedirle a alguien que cuide al bebé por un rato, mientras ella comparte un espacio con su hijo mayor.
Es definitivo conservar, en la medida de lo posible, las rutinas del niño mayor, sus horarios de comida, de sueño, del baño.
Es muy importante no regañarlo por actuaciones negativas, pero sí es necesario hablarle, decirle que los padres entienden sus sentimientos y se los respetan, pero él debe aprender a manejarlos. Frases como “mi amor por ti nadie te lo va a quitar”, “el amor alcanza para los dos”, “tú sigues siendo mi hijo y lo serás por siempre”, son expresiones que le devolverán al niño la seguridad de su lugar en la familia. También es importante hacerle notar que un hermanito le traerá muchas ventajas. Cuando crezca más podrán jugar juntos, conversar, ir al parque, etc. “Ahora tú también le puedes enseñar cosas y  me puedes ayudar”.
Cuando lleguen las visitas, los padres pueden hablar también del hijo mayor, no solo del bebé. Contarles qué ha hecho, cómo se ha portado de bien con el hermano, cómo ha ayudado, etc. Que él también sea protagonista de los nuevos cambios en la familia.
Si se trastoca la dinámica familiar, el niño se vuelve inmanejable y la mamá sentirá que ya no puede más. Es bueno pedir ayuda, a un psicólogo, a un pediatra, a un educador.
Expresar los celos
Una buena idea para ayudar al niño a expresar sus sentimientos, y poder así entenderlos y explicárselos a otros, es invitarlo a dibujar lo que esté sintiendo y a que luego explique qué pintó. Esto lo ayuda a entenderse, y también favorece la comunicación con los padres.
Fuente: ABC del bebé

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