El alcohol, el tabaco y las drogas son tres sustancias tóxicas que cualquier mujer debe evitar durante el embarazo. La cafeína, aunque no es tan perjudicial, también debe ser reducida a la mínima expresión. Sólo así se puede reducir el riesgo de malformaciones en el feto y asegurar su correcto desarrollo a lo largo de los nueve meses de gestación.
¿Puedo beber algo de alcohol durante el embarazo?
Beber alcohol, aunque sea solamente un vaso de vino con la comida, no es recomendable. El alcohol tiene consecuencias graves para la salud del bebé (defectos físicos, problemas de aprendizaje y problemas emocionales). La recomendación es no beber alcohol durante el embarazo. Puedes hacerte bebidas refrescantes y saludables añadiendo un poco de zumo de frutas al agua mineral (sin azúcar o con poca azúcar).
¿Puedo tomar café durante el embarazo?
Se recomienda un consumo prudente de cafeína durante el embarazo. Si te gusta mucho el café, intenta tomar sólo un par de tazas al día, y asegúrate de que no esté muy cargado, o de que sea descafeinado. Algunos estudios sugieren que más de cuatro tazas de café al día pueden ser perjudiciales para el embarazo y para el bebé.
Recuerda que la cafeína no está sólo en el café. También está en el té, algunos refrescos, el chocolate y en algunas bebidas como el mate o el guaraná. Muchas de estas bebidas las puedes comprar sin cafeína. Mejor todavía, puedes reemplazar estos productos con alimentos saludables como leche descremada, zumos o agua con unas gotas de limón.
¿Por qué es perjudicial el tabaco durante el embarazo?
Si eres fumadora y estás embarazada lo mejor que puedes hacer es dejar de fumar. El consumo de tabaco afecta al crecimiento del bebé. Con cada cigarrillo, el aporte sanguíneo a través de la placenta disminuye durante unos 15 minutos, lo que provoca un aumento de la frecuencia cardiaca del feto. El monóxido de carbono que se inhala con el humo reduce un 40 por ciento el oxígeno que recibe el feto. Esto afecta a su crecimiento: cuanto más fume la madre, menos crecerá el bebé; por ello, los hijos de mujeres fumadoras pesan una media de 200 gramos menos al nacer.
Además, uno de cada siete hijos de madre fumadora llega al mundo antes de tiempo. De hecho, el 15 por ciento de los partos prematuros se deben al consumo de tabaco durante el embarazo. Fumar también incrementa el riesgo de hemorragia y aborto. Así, una embarazada que fuma más de 20 cigarrillos al día corre el doble de riesgo de que el bebé fallezca por un desprendimiento de la placenta que una no fumadora.
Dejar de fumar no sólo evitará todas estas complicaciones sino también problemas en el desarrollo de los pulmones del feto así como malformaciones congénitas como el labio leporino y paladar hendido en el bebé cuando la madre tiene una predisposición genética a trasmitirlo. Los niños expuestos al tabaco sufren más enfermedades agudas y crónicas de las vías respiratorias, asma, alergias y otitis que los niños de padres no fumadores. Además, los hijos de madres que fumaron durante el embarazo tienen un riesgo mayor de padecer en el futuro ciertos tipos de cáncer, como los de riñón y vejiga.